El parque del puerto está sucio, sin luz y da miedo pasar de noche”, resume una vecina habitual del Paseo de la Costa, uno de los espacios públicos más emblemáticos de Acassuso. Su testimonio no es aislado: la mayoría de los residentes coincide en que la zona costera, que alguna vez fue orgullo del distrito, hoy luce abandonada, desierta y deteriorada.

La ausencia de actividades organizadas es solo el síntoma más visible de un retroceso más profundo. La iluminación es deficiente, los faroles rotos no se reemplazan, y los árboles crecidos tapan por completo la escasa luz que queda. “De noche es tierra de nadie. No sabés si hay alguien escondido entre los árboles”, advierten.

La situación se repite en las calles internas del barrio, donde los contenedores de basura están desbordados y la recolección es intermitente. “En mi calle pasan una vez cada tanto. Hay semanas que la basura queda tres o cuatro días”, denuncia una residente de la zona cercana a las vías del tren.

A esto se suma la desaparición casi total de los barrenderos municipales. Las hojas secas, ramas y residuos se acumulan durante semanas, bloqueando bocas de tormenta y agravando los anegamientos cuando llueve fuerte. El testimonio más llamativo proviene de una vecina que asegura haber visto a un barrendero “tirando basura directamente en las bocas de tormenta”.

La sensación de abandono se hace evidente en cada cuadra. Lo que antes eran espacios compartidos, mantenidos y activados con una fuerte política municipal, hoy están sumidos en un estado de retroceso que impacta en la vida diaria, la seguridad y el ambiente urbano.

No hay información oficial sobre nuevas inversiones, planes de mantenimiento o estrategias para recuperar los espacios públicos en Acassuso. Los vecinos expresan frustración: “Pagamos los mismos impuestos que en otras zonas. Lo único que no vuelve es el Estado