Acassuso sin comunidad: la cultura desaparece y los vecinos se sienten aislados

Acassuso, antes polo cultural y recreativo, hoy vive un apagón social. Plazas vacías, adultos mayores sin espacio y un Municipio ausente acentúan la desconexión vecinal en un clima de silencio institucional y abandono sostenido.
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 Durante años, Acassuso fue un barrio activo, culturalmente vivo y con identidad propia. El Paseo de la Ribera, las plazas barriales y los centros comunitarios ofrecían propuestas constantes: clases de danza, música, ferias artesanales, charlas, eventos infantiles. Hoy, los vecinos coinciden en una expresión que duele: “Ya no queda nada”.

La caída en las actividades organizadas por el Municipio es visible y sostenida. “Antes te enterabas por redes o en la plaza que había algo: folclore, yoga, un festival. Hoy no sabemos ni quién está en el área de Cultura”, relató un vecino que vive a metros del puerto. La ausencia de grandes eventos barriales y la eliminación de la agenda cultural gratuita dejaron un vacío difícil de llenar.

Los adultos mayores son uno de los sectores más golpeados. Muchos participaban en caminatas grupales, talleres o charlas organizadas por el Municipio. Hoy, no solo se sienten relegados, sino desconectados entre ellos. “Perdí mi grupo, no nos encontramos más. Cada uno quedó por su lado porque ya no hay dónde verse”, comentó Rosa, jubilada de 69 años.

El deterioro también se percibe en la desaparición de iniciativas como “San Isidro Cerca”, un programa que llevaba servicios básicos a cada barrio. Su ausencia impacta especialmente en quienes no tienen movilidad propia y dependían de esas visitas para realizar trámites, vacunarse o acceder a controles de salud. “Ahora hay que tomarse dos colectivos y hacer cola si querés vacunar al nene. Antes lo hacías en la plaza”, explicó una madre de la zona del Paseo de los Inmigrantes.

El emblema del abandono en Acassuso es Puerto Libre. Lo que fue un símbolo de inclusión para la tercera edad, hoy está desdibujado y sin alma. Los vecinos denuncian menos talleres, reducción de cupos y problemas con la calidad de la alimentación. “Te dan comida fría, repetida. No hay alegría, no hay música, no hay ganas”, expresó un usuario histórico del programa.

La desconexión entre los vecinos se profundiza. Donde antes había comunidad, hoy hay individualismo forzado por la falta de propuestas comunes. Sin espacios para encontrarse, sin actividades que convoquen y con un Municipio que parece haberse retirado, Acassuso se apaga cultural y emocionalmente.
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