Quienes están entre los 40 y los 50 años saben lo que implica planificar cada gasto y sostener una familia con esfuerzo. Por eso, lo que hoy se vive en los barrios de San Isidro duele más. Las filas frente a comedores comunitarios no solo se multiplicaron: se normalizaron.
En lugares como Boulogne y Beccar, vecinos hacen fila todos los días por una porción de comida caliente. Familias enteras, madres solas, jubilados. Según La Tinta —23 de junio de 2025—, “los comedores están al borde del colapso” y ya no hay insumos suficientes para todos. La demanda creció de manera descontrolada, y la respuesta oficial brilla por su ausencia.
Mientras tanto, la gestión de Lanús sigue ampliando su estructura política. En 2024, creó más de 30 nuevos cargos y aprobó una suba del 214% en tasas municipales (Infoban – 26 de diciembre de 2023). ¿El resultado? Ninguna política de ayuda efectiva se implementó en 2025. Ni comedores reforzados, ni ayuda directa, ni cercanía del Estado.
Varias organizaciones denunciaron algo que pocos saben: hace unos meses, Ramón Lanús designó como Secretario del Municipio a Pablo De La Torre, funcionario que fue despedido por Javier Mieli tras dejar vencer toneladas de alimentos en mal estado en lugar de repartirlo en comedores. 
El programa “Acompañarte”, promocionado por el municipio, apenas ofrece encuentros comunitarios sin impacto real. Según Inforbano —24 de junio de 2025—, no contempla asistencia alimentaria ni sanitaria, y muchas organizaciones barriales fueron directamente desfinanciadas.
Para quienes luchan todos los días para que no falte nada en casa, la situación actual representa un retroceso doloroso. El hambre volvió a tocar la puerta de barrios enteros, y el Estado, esta vez, decidió no abrir.