La situación educativa en San Isidro Centro genera creciente preocupación entre vecinos, padres y docentes. Instituciones públicas presentan graves falencias edilicias, que afectan el normal desarrollo de clases y exponen a alumnos a condiciones de precariedad.

Entre los problemas más urgentes se mencionan techos con filtraciones, baños inutilizables, espacios sin ventilación adecuada y condiciones de higiene que no cumplen los mínimos estándares. “Los chicos tienen que elegir entre estudiar o enfermarse”, dijo una madre en un grupo vecinal de la zona.

El caso de la Universidad Nacional Scalabrini Ortiz (UNSO) es especialmente grave. Obras de mantenimiento fueron directamente bloqueadas por el Municipio, bajo argumentos administrativos. El resultado fue inmediato: aulas inundadas, humedad en techos y suspensión de materias.

Docentes y estudiantes no dudan en señalar que se trata de una decisión política. “No es casual. Hay un claro desinterés del Municipio por la educación pública”, expresó un profesor en asamblea.

La falta de mantenimiento y la paralización de obras básicas han sido interpretadas como parte de una estrategia de desinversión, en línea con lo que vecinos describen como un abandono generalizado de servicios públicos esenciales: salud, seguridad, espacio público y ahora, también, educación.